sábado, 21 de abril de 2012
Refugios
Hay muchas cosas que rondan mi cabeza, hoy recordaba cuando era pequeña, me gustaba ir a la casa de mi abuela, me parecía inmesa, me gustaba ir a su patio y recoger los huevos de las gallinas, el monte como llamabamos al patio de mi abuela era un sitio en el que era posible soñar y desarrollar un montón de fantasías, tenía hasta una cueva formada naturalmente por muchas plantas que se elevaban sobre un arbol muerto y caían cubriendo un deposito de piedras, me gustaba entrar allí era fresco y no se sentía el calor, mi abuela nos tenía prohibido ir allí por temor a que nos picase un alacrán, pero cuando uno es pequeño y joven no tiene en cuenta esas recomendaciones, tal vez ahora si lo tendría en cuenta y me atemorizaría entrar allí, pero entonces me sentía cómoda allí tanto que dormía a ratos, era mi sitio privado como después tuvo que ser mi cabeza, un refugio en donde todo era posible; en casa me escondía tras mi cama, alli me imaginaba que iba en un vagón de tren (otro medio de trasnporte en el que nunca he estado), allí lloraba, soñaba, le contaba mis cuitas a mi abuela muerta y me escondía pensando (tontamente) que nada me podría encontrar allí. Si miro en retrospectiva siempre busqué un sitio para mi sola, para mis pensamientos, para fantasear sin que se burlasen de mi..... es tan difícil encontrar un sitio así cuando uno crece.
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